“El individuo moderno se empeña en ser triunfador y no en ser una persona.”
Alexander Lowen
Miedo a la vida/Fear for life” 1980
Las palabras de su libro «Miedo a la vida” que a continuación puedes leer, del gran maestro y psicoterapeuta corporal Alexander Lowen están cargadas de sabiduría. Frente al mundo que nos ha tocado vivir, son una luz, un faro.
Compartimos aquí muy pocas de su introducción, y aún así tan llenas de lucidez y sentido común, con el deseo de que encuentres o refuercen tu guía de vida.
«Deseamos ser más vitales y sensibles, pero tenemos miedo.
Nuestro temor a la vida se evidencia en la forma en que nos mantenemos ocupados para no sentir, en que corremos para no enfrentarnos con nosotros mismos, o nos entregamos al alcohol o las drogas, para no sentir nuestro ser.
Deseamos ser más vitales y sensibles, pero tenemos miedo.
Porque tememos a la vida, intentamos controlarla o dominarla. […] El énfasis de nuestra cultura está puesto en la acción y en el éxito.
El individuo moderno se empeña en ser triunfador y no ser una buena persona.
Pertenece claramente a la «generación de la acción», cuyo lema es hacer más y sentir menos. Esta actitud caracteriza en gran parte a la sexualidad moderna: más acción y menos pasión.
Independientemente de lo bien que podamos actuar, en cuanto a personas somos un fracaso.
Creo que la mayoría de nosotros sentimos el fracaso en nosotros mismos. Somos vagamente conscientes del dolor, la angustia y la desesperación que subyacen en nuestro ser, pero estamos decididos a vencer nuestras debilidades, superar nuestros temores y eliminar nuestras preocupaciones.
Esta es la razón por la cual son tan populares los libros acerca del éxito personal. Por desgracia estos esfuerzos están destinados al fracaso.
Ser auténticamente una persona no es algo que se pueda lograr. No es una actuación. Exige poner freno a la actividad incesante y darse tiempo para respirar y sentir.
En el curso de este proceso, podemos experimentar dolor, pero si tenemos el valor de aceptarlo, también experimentaremos placer. Si podemos enfrentar nuestro vacío interior, lograremos plenitud, si podemos atravesar nuestra desesperación, descubriremos la alegría.
Y en este emprendimiento terapéutico necesitaremos ayuda.