Crecí en una familia donde el arte había sido más que una profesión, también un refugio frente al desarraigo que marcó tanto a la familia de una madre como a la de mi padre.
Para mi, el verdadero crecimiento no está en el reconocimiento público, sino en el proceso de conocerse, cuestionarse y aceptarse. De tener una mejor relación con uno mismo.
Tanto mi formación teatral como la de la Gestalt y el coaching ontológico, están marcados por el enfoque de la psicología humanista, que profundamente transformó mi manera de entender lo humano.
Acompaño a todo tipo de personas, y también a actores, bailarines y personas creativas a descubrir y potenciar su talento, superar retos y alcanzar sus objetivos.
Crecí en una familia donde el arte había sido más que una profesión, también un refugio frente al desarraigo que marcó tanto a la familia de mi madre como a la de mi padre.
Para mi, el verdadero crecimiento no está en el reconocimiento público, sino en el proceso de conocerse, cuestionarse y aceptarse. De tener una mejor relación con uno mismo.
Tanto mi formación teatral como la de la Gestalt y el coaching ontológico, están marcados por el enfoque de la psicología humanista, que profundamente transformó mi manera de entender lo humano.
Acompaño a todo tipo de personas, y también a actores, bailarines y personas creativas a descubrir y potenciar su talento, superar retos y alcanzar sus objetivos.
A continuación, si me permites, como homenaje a mis padres, comparto algunas fotos artisticas y personales.


Sobre estas lineas, a la izquierda, Camarón, Paco de Lucía, Rancapino, Pepin Salazar y un chófer. Agachados, Daniel Moya (izda.) y Emilio de Diego.

La famosa “Farruca” de Antonio Gades (mi padre en el centro)

Foto en un ensayo de la Compañía de Gades en 1970. Entre otros, Cristina Hoyos (en el centro), el gran cantaor Juan Peña «El Lebrijano» (en el extremo dcho de pie), junto al gran bailaor Alejandro Vega y mi tío Quique Esteve. También (en el extremo izq de pie), Rafael Salazar «Caldera de Salamanca», hermano de Rafael Farina. Abajo, Juan Antonio Jimenez, pareja artística y personal de Cristina Hoyos (en cuclillas), junto Antonio Gades sentado en el centro (con calzado de jota aragonesa) y a continuación (en cuclillas por orden) sus guitarristas, Pepin Salazar, Emilio de Diego y mi padre Daniel Moya.


Sobre estas lineas, a la izquierda, Camarón, Paco de Lucía, Rancapino, Pepin Salazar y un chófer. Agachados, Daniel Moya (izda.) y Emilio de Diego.

La famosa “Farruca” de Antonio Gades (mi padre en el centro)

Foto en un ensayo de la Compañía de Gades en 1970. Entre otros, Cristina Hoyos (en el centro), el gran cantaor Juan Peña «El Lebrijano» (en el extremo dcho de pie), junto al gran bailaor Alejandro Vega y mi tío Quique Esteve. También (en el extremo izq de pie), Rafael Salazar «Caldera de Salamanca», hermano de Rafael Farina. Abajo, Juan Antonio Jimenez, pareja artística y personal de Cristina Hoyos (en cuclillas), junto Antonio Gades sentado en el centro (con calzado de jota aragonesa) y a continuación (en cuclillas por orden) sus guitarristas, Pepin Salazar, Emilio de Diego y mi padre Daniel Moya.

Cartel de la película.
Mi padre, a la guitarra, junto al gran genio innovador del flamenco, Vicente Escudero. Escena de la película “Con el viento solano” (1966), dirigida por Mario Camus y protagonizada por Antonio Gades.
Programa de TVE “Galas del sábado” sobre Antonio Gades, bailando “Mirabrás”. Al cante el lebrijano y a la guitarra Emilio de Diego, Daniel Moya y Pepín Salazar.

Festival Internacional de Santander (1958). Mi madre (a la derecha del todo) entre bambalinas junto a Carmen Amaya (centro) y otras bailarinas.


En la foto, la Compañía con Antonio Gades y Miguel Gila en el centro, abajo. Curra Jimenez, los Polacos y mis padres, en el extremo derecho, de pie, entre otros.