Entender el paso de baile como la palabra de un texto.
La estética es bella pero por sí sola no conmueve. Conmueve lo que lleva dentro y transmite el artista. Y la clave es entender el paso de baile como la palabra de un texto.
Hasta ahora se tenía o no se tenia ese “don” de transmitir. Pero esto ha cambiado. Ahora existen nuevas técnicas para encontrar el camino de transmitir, de conmover al público.
Bailar por bailar, “solo sintiendo”, sin estar en contacto con algo dentro de uno muy concreto, muy específico (no sirve algo general) es como para un actor soltar texto por soltarlo, sin estar en crear y trabajar internamente o externamente lo que necesita ese texto. Lo que quieren decir esas palabras de la obra y del autor.
Hasta ahora se tenía o no se tenia ese “don” de transmitir. Pero esto ha cambiado. Ahora existen nuevas técnicas para encontrar el camino de transmitir, de conmover al público.
En la danza, en cada paso de una coreografía es lo mismo.
En el pasado grandes maestros de la danza lo tuvieron en cuenta, aunque ahora mayormente, debido al tiempo en que vivimos, se baila desde otro lugar más técnico, más estético, más alejado de nosotros mismos. Pero mirando al futuro la diferencia en el movimiento es tan grande, tan enorme, que es como un actor que no está presente, a uno que está, que es el personaje y su mundo. Todo lo que el autor quería transmitir con esas palabras.
Igual que en un texto. Cada paso de danza cobra un sentido, un significado. Esa es la enorme diferencia de entender el paso de baile, como la palabra de un texto en una coreografía.
Si tomamos por ejemplo la palabra “cansado” como ejemplo, según la diga puede tener muchísimos significados. ¿Cansado? ¡Cansado! o Can-sa-do, cansado…, etc. Hay tantas maneras como intentos hagas de decirla y es siempre la misma palabra.
Lo mismo es y pasa con cualquier paso de danza.
Existen toda una serie de procesos internos de la persona en una coreografía, que intervienen de manera invisible entorpeciendo la transmisión profunda del mensaje.
Es importante entender que, tomando como ejemplo un mismo paso de danza para todos los bailarines, solo uno se expresa claramente, solo uno puede conmover a la audiencia y los demás dejarla fría e indiferente aún bailando muy bien y haciendo todos el mismo paso.
Y esto es así porque depende de estar creando algo muy específico, y con verdad (esto es importantísimo), en el interior de la bailarina o del bailarín.
Existen toda una serie de procesos internos de la persona que intervienen en una coreografía de manera invisible entorpeciendo la transmisión profunda del mensaje. Evidentemente para esto tiene que tener el coreógrafo, como en el texto el autor, muy muy claro lo que se quiere contar, lo que se quiere bailar.
Y el trabajo de PASOATRES es dar a conocer estos procesos e invitar a todos los interesados a estudiarlos.
Antonio Gades (1936-2004)
«El paso de baile en sí no significa nada; es un lenguaje para expresar un sentimiento, el estado anímico de una persona.»
Porque hacer un ballet, para Antonio, no significaba llenar una música de pasos y hacer que quedara bonito, sino ponerle su sentido, su por qué.
Antonio sentía que había aportado a la danza española una nueva forma de expresión teatral que abría las posibilidades de evolución hacia un arte universal.
Martha Graham (1894-1991)
Graham adoptó un punto de vista psicoanalítico sobre la danza. Ella creía que el propósito de la danza es iluminar la vida y las luchas de la experiencia humana, prestando especial atención a la naturaleza interna de los humanos.
Sus bailes fueron expresiones dramáticas del conflicto entre el individuo y la sociedad en un intento de mirar las motivaciones internas de la humanidad. Graham creía que usar la danza para ese propósito traería iluminación psicoemocional.
Dado que el propósito de la danza es traducir la experiencia emocional en forma física, en la técnica Graham, cada movimiento debe tener un significado claro y perceptible.